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Invertir en el PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO

  • Writer: Eduardo Cosme Hernández
    Eduardo Cosme Hernández
  • Aug 7
  • 4 min read

Updated: Sep 17



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Un largo y cuidadoso proceso que combinó restauración, nueva construcción e interiorismo comercial le dio a la antigua Casa Pereyó, en Humacao, una segunda vida útil a este elemento del patrimonio construido de Puerto Rico.

El amor fue lo que salvó a esta estructura que diseñó en 1935 el arquitecto caborrojeño Francisco Valines Cofresí. La casa tipo bungalow con estilo prairie estuvo abandonada y deteriorándose por décadas y parecía que su destino era, simplemente, ser demolida. El rescate se dio cuando un paisano, el oftalmólogo Gabriel Benítez, enamorado de esta estructura declarada en 1995 lugar histórico

por la Oficina Estatal de Preservación Histórica, decidió embarcarse en el proyecto de convertirla en su clínica oftálmica.

“Fue un proceso bien largo desde que me llamó el doctor para ver la estructura. Hicimos visitas con el Instituto de Cultura Puertorriqueña. La casa tenía los techos

colapsados, pero el hormigón estaba

en buenas condiciones y junto al ingeniero estructural se pudo determinar que se podían quedar las paredes y quitar el techo”, explica el arquitecto Carlos Salazar, quien estuvo a cargo del ambicioso proyecto que requirió de una inversión de $1.2 millones.



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El antes y el después de la Casa Pereyó que ubica en la Calle Font Martelo, en Humacao.



"Para los pacientes del Centro Oftalmológico Benítez acudir

a una cita es disfrutar de un tour por una propiedad incluida

en el Registro Nacional de Lugares Históricos."



Después de mucho tiempo, informa Salazar Géigel, se llegó a un acuerdo de que se restauraría el techo, el balcón y tres fachadas y se inició el proceso que proponía incorporar espacios nuevos; un anexo en hormigón expuesto contrastaría con la antigua estructura. El resultado fue una arquitectura con un nuevo programa

en un total de 4,900 pies cuadrados.


“El programa propuesto de un centro de oftalmología de servicio completo con tienda de óptica se insertó en el casco histórico existente que se conservó en su estilo arquitectónico original. Los balcones exteriores y los techos de varias aguas fueron restaurados y contrastados con una

expansión del volumen de hormigón

expuesto”, dice el memorial del proyecto, que se terminó de construir en el 2022 y al que aún le restan etapas de trabajo de diseño interior.


Luego de terminados los planos de arquitectura, la oficina de Carlos Salazar Arquitectos los sometió a la aprobación de rigor.


“Las columnas y el lenguaje arquitectónico de esa parte más visible, que es el exterior de la casa, se pudieron restaurar. Ahora hay un diálogo entre la casa restaurada y la nueva”, asegura Salazar, quien da cuenta de cómo durante la construcción se protegieron las losas originales del balcón, piezas que luego determinaron la paleta de

colores del diseño interior.


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"el concepto comenzó con la losa hidráulica; de ahí surgió la paleta de colores marrones, cremas y verdes“



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Nuevo -y colorido- corazón


La firma de interiorismo Diseño al Cuadrado, comandada por Harold Elí Ramos, lleva dos años encargándose del concepto y ejecución del diseño interior comercial del Centro Oftalmológico Benítez en la antigua Casa Pereyó.


“Entramos cuando el proyecto estaba

bastante adelantado. Para nosotros,

el concepto comenzó con la losa hidráulica [del balcón]; de ahí surgió la paleta de colores marrones, cremas y verdes”, comenta el joven expresidente del Colegio de Decoradores y Diseñadores de Interiores (CODDI).


Una investigación exhaustiva del estilo predominante en Puerto Rico durante la década del 30, que incluía el Arts and Craft y el Art Decó, les permitió establecer un concepto de interiorismo comercial a tono con la función del espacio. Se trataba de un

local con alto tráfico de pacientes con problemas de visión que diariamente sobrepasaría un centenar de personas.


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Mobiliario nivel contract de la firma IDS que aportara a la seguridad del usuario, sumado a rotulación tamaño grande, fueron decisiones de diseño importantes, apunta Ramos.


La firma de interiorismo trabajó con sendos espacios dedicados a la atención del paciente (recepción, salas de espera, óptica y 11 salones de tratamiento) siguiendo la paleta de color que dictó el piso criollo y añadiendo elementos y decorativos con formas alusivas a los ojos y al tema del sentido de la vista.


El proyecto incluyó un área exclusiva para empleados en el segundo nivel de la casa y, en el edificio anexo, una para el Dr. Gabriel Benítez. En salón de empleados es uno tipo lounge, diseñado para brindarles la oportunidad de descanso y desconexión.

Mientras, la oficina del oftalmólogo tiene todo lo necesario para cumplir con esos mismos propósitos.

En términos de la atmósfera, la remodelada Casa Pereyó volvió a dictar

la pauta exigiendo complementar el

confort, la elegancia señorial y la huella histórica.


“En el balcón antiguo colocamos un asiento tipo bench contemporáneo, para que los pacientes se sintieran como en un museo. Y en una de las áreas de espera, instalamos un mural con una fotografía de la casa en la década de los 70; esa es un área de transición entre lo histórico y lo moderno”.


Aun cuando al proyecto de interiorismo le restan etapas en las que Diseño al Cuadrado actualmente trabaja, el Centro Oftalmológico Benítez ya está inaugurado y en funciones. Pero el gesto de restaurar esta casa ha redundado en una doble ganancia: Humacao cuenta con un espacio para servicios de salud de primer orden y se conserva, por muchos años más, un componente del patrimonio arquitectónico de Puerto Rico.


Por Militza Suárez Figueroa, Editora

Fotos Gil Stose


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